Esta semana se han conocido los presupuestos de la
Diputación de Cáceres para el año 2015, unos presupuestos que cuentan con el informe negativo de la Intervención General
de la Diputación y que no cumplen con lo establecido por Rajoy y Montoro,
como recordó el Diputado Carlos Labrador.
Son unos presupuestos que siguen sin dar solución al paro en los municipios de la provincia, que no
apuestan por las inversiones en los pueblos y que por tanto se olvidan del
principio de igualdad que debe
caracterizar a la institución provincial. El gobierno provincial parece olvidar
que su razón de ser es apoyar a los municipios de menos de 20.000 habitantes.
Esta legislatura de gobierno del PP en la Diputación de
Cáceres se puede resumir por la paralización
e ineptitud para gestionar los fondos provinciales. El escaso porcentaje de
ejecución presupuestaria y de las obras en la provincia, es lo que está
provocando que la Diputación tenga un elevadísimo remanente de tesorería.
Lo que el PP defiende como buena gestión económica, no es más que la evidencia de la incapacidad para invertir el dinero público
en tiempo y forma para ejecutar las obras comprometidas en los municipios y
para desarrollar un presupuesto de más de 100 millones de euros que a todas
luces sobrepasa la capacidad de gestión del PP en la provincia.
Todo ello unido, además, a medidas antisociales como el cierre del Colegio Mayor Francisco de
Sande, el desmantelamiento del consorcio medioambiental, el abandono de la
hospedería la Serrana de Piornal o la desidia en la gestión de la sociedad
agropecuaria.
Es una ofensa a la
ciudadanía contar con un remanente en la Diputación que casi supera el
presupuesto de una anualidad, mientras en los pueblos de la provincia los
alcaldes no pueden atender las necesidades básicas de los vecinos y muchos de
ellos tienen dificultades para pagar las tasas e impuestos municipales
(incrementados por el PP: como el IBI o el agua) o este invierno sufren por
poder pagar la electricidad o la calefacción que caliente sus hogares.
Como explicaba el profesor
José María Corrales en un artículo que llevaba por título “Isabel y las
higueras de Carvajal”, en el palacio de Carvajal hay varias higueras, la más
famosa la tortuosa y centenaria, no parece tan longeva como algunos
pretendieran hacer creer, higuera presente en los jardines del palacio de
Carvajal.
Esa higuera, que tiene
una historia según la creencia de algunos mitológica, es particular y seguro
que su retorcido tronco no ha contemplado ningún gobierno tan incapaz como el
actual, tan hipócrita y artificioso como para además presumir de ello.
La analogía también puede aplicarse a la higuera que crece en la torre, que aunque curiosa para la mirada de los turistas puede provocar
importantes daños en sus muros. Las raíces de la higuera (ficus carica)
efectivamente provocan daños en la ciudad monumental, son daños que apenas se
aprecian, pero que pueden ser costosos de reparar si no se actúa con celeridad
y profesionalidad.
En el centro histórico de Cáceres se encuentra el palacio provincial, éste no tiene daños provocados por ninguna higuera, pero está siendo gestionado por el PP, un partido que desde que accedió al gobierno provincial no ha entendido el propósito de la institución, su finalidad, su necesaria función de salvaguarda para con el mundo rural, especialmente en una provincia como la de Cáceres con tantos pueblos pequeños que necesitan una Diputación fuerte, solidaria, inversora, y capaz de dar solución a los problemas cotidianos de los alcaldes y alcaldesas.
El problema de la Diputación, de su paralización, de su
incapacidad para gestionar el presupuesto y para ejecutar los programas de
obras provinciales, es el PP, que actúa
como las raíces de la higuera y está desvirtuando la función que debe
desempeñar. El tratamiento debe ser rápido, porque la provincia no se puede
permitir una Diputación mal gestionada. No se puede permitir por más tiempo un
gobierno insensible, insolidario, sectario e incapaz.
Los habitantes de los pueblos cacereños añoran otra
Diputación, la mayoría de alcaldes y alcaldesas desean menos anuncios
presupuestarios y más inversiones, más apoyo, más soluciones y un cambio que únicamente puede producirse
con la entrada de un gobierno socialista en la provincia.