jueves, 6 de noviembre de 2014

Pamplinas





Al parecer el PP o Arriola (su asesor de cabecera) pretenden devolver a la ciudadanía española a la época del NODO,  a fuerza de repetir en los noticieros e informativos el argumentario sobre la recuperación, el crecimiento y la salida de la crisis. Estrategia que parece imitar Monago en Extremadura, que pretende comprar el voto con alguno de sus últimos anuncios o con su diatriba matutina radiofónica de los lunes, alegato insolente para con la ciudadanía extremeña que espera soluciones y cumplimiento de sus compromisos electorales, y no olvida que, para Monago, lo
primero era el empleo, y recuerda diariamente su obstinación por el anuncio y el marketing.

Este pregonar repetido de recuperación y de la existencia de vigorosas raíces en la economía española, comienzan a ponerse en duda, cada día que pasa, por un mayor número de economistas que advierten la debilidad de la economía y contemplan decrecimiento económico, recesión y los más pesimistas el colapso por el afloramiento de nuevas burbujas económicas y por la represión financiera a la que nos tienen sometidos las élites.

La primera burbuja económica, de la que se tiene conocimiento, fue la producida por el comercio de los bulbos del género tulipa, por ello es conocida por los que nos gusta la jardinería. El cultivo de los tulipanes y su gran número de variedades abrió un mercado, sobre todo para los acaudalados holandeses, que contribuyó a elevar su precio progresivamente conforme iban apareciendo nuevas variedades, hasta que, el lujo, la absurda ostentación y la suntuosidad provocaron que en 1635 el precio de un bulbo llegara a costar 2500 Florines, cuando un cerdo costaba alrededor de 30 Florines. Los registros apuntan a que el récord de venta lo alcanzó la variedad Semper Augustus, por la que se llegó a pagar 6000 florines por un bulbo. Pero en 1637, al igual que pasó con la burbuja inmobiliaria española, ahora e se avecina en China, la burbuja explotó y la economía holandesa quebró.

Los analistas apuntan a que la economía actual está basada en un cúmulo de burbujas, no tiene cimientos sólidos y con el nivel de endeudamiento existente volverá a explotar. Los datos apuntan a la insostenibilidad de la deuda española que oficialmente está próxima a alcanzar el 100% del PIB, pero otros economistas apuntan a que es un 20% mayor, ya que el PIB español está artificialmente inflado, ahora incluso con la inclusión de la prostitución y las drogas para el cálculo de su valor, pero fundamentalmente hinchado por la falta de corrección tras la crisis. Se antoja de dudosa certeza ya que, si antes de que estallase la burbuja inmobiliaria, la construcción suponía un 25% del PIB, y ahora se estima que la construcción únicamente supone un 5%, el PIB debería haber bajado un 20% y esa corrección no se ha realizado.

Los últimos datos de incertidumbre en la bolsa, los datos del índice de Confianza del Consumidor,  los índices de inversión directa que siguen bajo mínimos, la bajada del precio del petróleo,  el estancamiento en la inversión en bienes de equipo y de las exportaciones…, en definitiva la “japonización” de la economía europea, parecen indicar que esas raíces profundas, con las que el PP quiere persuadirnos, son más bien las raíces de la Stellaria media. Esta planta anual y rastrera es conocida por ser una planta invasora de jardines y tierras cultivadas, difícil de controlar por su masiva germinación, pero de raíces extremadamente superficiales, es popularmente conocida como “la Pamplina”. Más bien, los datos apuntan a que la recuperación de la economía española no tienen raíces profundas sino tan superficiales como las raíces de la “Pamplina (Stellaria media)”, ya que la recuperación está basada en un descontrolado aumento de la deuda pública.


En definitiva, la ciudadanía no aprecia recuperación alguna, más bien un crecimiento exponencial de la desigualdad que convierte a los ricos en más ricos y a los pobres en más pobres. Como afirma Joseph Stiglitz, “lo que más preocupa es que se estén produciendo países ricos con población pobre”. Por consiguiente, ¿recuperación económica? No, “Pamplinas”.

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