jueves, 20 de noviembre de 2014

La mentira maliciosa de Monago


En jardinería y botánica existen numerosos ejemplos paradigmáticos de plantas embusteras, entre las más conocidas las Orquídeas. La mayoría de las plantas cuyas flores tienen una polinización entomófila procuran atraer a los polinizadores naturales (fundamentalmente himenópteros, lepidópteros y dípteros) proporcionándoles néctar a cambio de distribuir su polen. Sin embargo las orquídeas engañan a los insectos imitando el olor y la forma de las hembras de sus polinizadores y lo consiguen sin recompensa alguna. Por ello para numerosos botánicos son conocidas como “las flores mentirosas”.

Charles Darwin publicó un libro sobre la polinización de las orquídeas, que en cierto modo propició el aumento del conocimiento y de la mejora de su cultivo que ya desde mediados del Siglo XVIII había dado origen a la denominada “orquideomanía”, con una evolución parecida a la de la bulbomanía (primera burbuja económica), y que llegó a su fin a principios del Siglo XX.

Existe otra planta la (Arum palaestinum), popularmente conocida como “cala negra”, que ha elevado el engaño imitando los olores de fruta podrida y así atrae a las moscas del vinagre para que actúen como sus polinizadores, la planta en realidad burla a la mosca que queda atrapada durante la noche y no puede salir hasta el día siguiente.

Hace apenas 5 años se descubrió que la planta (Caladium steudneriifolium) originaria de Ecuador finge estar enferma para engañar a sus potenciales depredadores. La simulación evita que sufra ataques de los insectos ya que éstos prefieren hojas sanas y verdes. Quizá es uno de los engaños más sofisticados y fructíferos.

Estos embustes reseñados del reino Plantae son mucho más ingeniosos que los conocidos en el mundo de la política. La mentira puede considerarse como la ocultación de la realidad, incluso el fingimiento o como afirma Nietzsche a modo de debilidad. Recuerdo que en 3º de BUP descubrimos varios filósofos que reflexionaban sobre la moralidad de mentir, desde Platón, Aristóteles, Kant…, hasta Maquiavelo.

Pero uno de los estudios más peculiares es el de Tomás de Aquino que distingue tres tipos de mentira, la útil, la humorística y la maliciosa. Para él las tres pueden considerarse como pecado, pero mientras las dos primeras son veniales, la maliciosa es pecado mortal.

Sin duda la mentira es uno de los motivos principales de desconfianza, la ciudadanía recela de cualquier político embustero. El escándalo sobre los viajes de Monago conforme la exposición anterior puede considerarse como una mentira maliciosa, porque pretende burlarse de los extremeños, cada vez que Monago intenta justificar sus viajes a Canarias deja al descubierto su mendacidad y su ofensa al pueblo extremeño y lo que es más grave, al contrario de lo que sostiene, menoscaba  la imagen de esta región, lo que agudiza su perversidad.

La mentira de Monago parece endémica, sus falacias permanentes son las del PP que como corolario se convierten en la “paradoja del mentiroso”. Los consejos “redondos” y presagios no parecen alcanzar la formidable argucia de la “Cala negra” del “Caladium” ecuatoriano ni tan siquiera la elegancia de las “orquídeas”. No es más que un burdo ejemplo de manual de lo que no debe hacerse en política y parece más bien ajustarse a los numerosas recomendaciones célebres de ilustres filósofos y escritores, como; Aristóteles “El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”. Baltasar Gracián “El mentiroso tiene dos males; que ni cree ni es creído”.  Nietzsche “Lo que me preocupa no es que hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”. Lutero: “Una mentira es una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se vuelve”.

Monago pretendió utilizar la táctica de la orquídea, pero no parece que vaya a conseguir engañar a los votantes extremeños, pudiera ser que tanto “el bombero” como su asesor no tengan muchos conocimientos botánicos ni filosóficos y más bien hayan subestimado su inteligencia. Como decía, en Twitter, César Calderón, “Monago parecía que iba a hacer un Clinton, mas practicó un Nixon”. Ahora que la falacia es tan vasta no le cabe otro camino que la dimisión.


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