martes, 26 de julio de 2016

A Rajoy no le gustan las cerezas ni Extremadura



Después de 4 años y 6 meses de desgobierno de Rajoy, especialmente en Extremadura, parece que se suman las malas noticias para el campo extremeño, para todas las extremeñas y extremeños que viven en las zonas rurales y dependen de la buena marcha de la agricultura para poder obtener ingresos que garanticen una mínima calidad de vida.

Durante la campaña hemos conocido cómo Rajoy ha vuelto a Extremadura de pasada, pero sin comprometer nada para el futuro de esta tierra. Olvidando las necesidades de la ciudadanía extremeña, ninguneando a las afectadas y afectados por el incendio del año pasado en la Sierra de Gata, que aún esperan decepcionados la aprobación de un Real Decreto Ley de Ayudas que palíe sus pérdidas.

Pero si cabe, más grave es la actitud vengativa para con algunas comarcas extremeñas, no sólo la Sierra de Gata tras el intencionado incendio de agosto de 2015, también hacia el Valle del Jerte, donde se preguntan en plena campaña de recogida de cerezas por qué Rajoy está ordenando que los inspectores se dediquen a sancionar a familiares de los agricultores que están recolectando las cerezas en sus fincas. Pareciera que a Rajoy no le gustan las cerezas, quizá por ser rojas.



El cerezo (Prunus avium) cuenta con numerosas variedades en el Valle del Jerte, las más conocidas las denominadas popularmente “Picotas”, este año climatológicamente extraño para la agricultura está siendo especialmente malo para los agricultores, que a la vez tienen que aguantar las inspecciones enviadas a sus parcelas por el PP, los bajos precios y la escasa cosecha.



En plena campaña electoral Rajoy se despachó con la afirmación que en España la gente es buena, menos los que no votan al PP que esos son malos. Lo dañino para este país han sido sus políticas, lo nocivo para esta región han sido sus medidas, sus decisiones o sus olvidos, continuando con el abandono e indiferencia secular de la derecha para con Extremadura.

Al parecer Rajoy se emociona con las alcachofas, pero poco con las cerezas, a pesar de su inmovilismo pasa el tiempo en el sillón de la Moncloa siguiendo los acontecimientos deportivos, pues los relacionados con la agricultura parecen preocuparle poco. Conociendo que el PP Extremeño no ha realizado actos de campaña sino paseos y  visitas  repartiendo claveles azules, se demuestra que su fobia al rojo llega hasta los extremos de lo irracional e incomprensible.


Quizá con la ayuda del PP Extremeño querrían haber cambiado los colores de los frutos, como hicieron con las moquetas y las sillas de los espacios públicos. Mientras la derecha se preocupaba de los colores, el PSOE en este año de gobierno, en la de nuevo oficialmente denominada Junta de Extremadura, se ha dedicado a abrir las urgencias rurales cerradas, devolver la gratuidad del transporte escolar en bachillerato y FP, contratar a 500 maestros más, abrir los comedores escolares más tiempo, mantener el apoyo por el desarrollo rural…


Nuestra seña de identidad es la apuesta del PSOE por la igualdad, por la igualdad en todos los ámbitos, entre mujeres y hombres, pero también entre las zonas rurales y las ciudades, por eso los socialistas y las socialistas apoyaremos el mantenimiento de servicios públicos en los pequeños municipios, apostando por abrir las urgencias, los colegios, las bibliotecas, las casas de cultura, los centros temáticos en el medio rural. Desde el compromiso y desde el convencimiento de que la política puede conseguir la felicidad de la gente, como afirmaba Pepe Mujica, “porque el hombre es social por naturaleza, vive en sociedad se socializa y por tanto es socialista”.