Timothy Snyder, en su libro “Sobre la Tiranía”, analiza en uno de
sus capítulos, la necesidad de creer en
la verdad; afirma que “renunciar a los hechos es renunciar a la libertad.
Si nada es verdad, nadie puede criticar al poder, porque no hay ninguna base
sobre la que hacerlo. Si nada es verdad, todo es espectáculo”.
No cabe duda que la concentración
del pasado 18 de noviembre de 2017 en la plaza de España de Madrid, ha sido un
hecho histórico para la región, porque se ha basado en realidades indiscutibles. Hasta el propio ministro de fomento,
Iñigo de la Serna, se ha apresurado a ratificar que la reivindicación de
Extremadura, por un ferrocarril del
siglo XXI y por un tren digno, es justa.
El pasado día 21 de noviembre en
la jornada técnica de formación sobre economía
circular en el sector agrario en Extremadura, Luis Miguel Domínguez, uno de los naturalistas más reconocidos del
país, también se unió a esta exigencia, afirmando que le hubiese gustado haber
llegado a Mérida, desde Madrid, en un tren digno.
Porque la reivindicación no se ha
acabado el día 18 de noviembre, más bien al contrario, no ha sido más que el
inicio de una decente reclamación que cada día necesita más altavoces y más
respaldo, que más voces se unan a la ciudadanía extremeña que ha puesto de
manifiesto que se puede estar unida para conseguir que se haga justicia y el
gobierno dote a nuestra región de un ferrocarril moderno del siglo XXI.
Ya que el ferrocarril que tenemos,
en la actualidad, en Extremadura se parece más, en algunos tramos, al que Stephenson inauguró en 1825, en
Inglaterra, entre las ciudades de Stockton y Darlington, que el que hace 25
años el gobierno socialista de Felipe
González inauguró entre las ciudades de Sevilla y Madrid. Y como afirmaba Pepa Bueno, al leer el Pacto por el Ferrocarril, no queremos
ni podemos ser el Sur del Sur.
No queremos tener un ferrocarril antiguo, lento, del siglo XIX,
porque aquí lo antiguo no es un patrimonio que nos dé valor añadido, como las
ruinas romanas de Mérida, Cáparra, o el casco histórico de Cáceres. No sentimos
aprecio por este ferrocarril y necesitamos un tren moderno para cohesionar la
región y para facilitar los desplazamientos entre nuestros municipios, el
transporte de nuestras mercancías, la llegada de turistas…
En jardinería es apreciada, por
su valor patrimonial e histórico, la especie arbórea más antigua que según los
fósiles encontrados ha sobrevivido en nuestro planeta más de 270 millones de
años, el Ginkgo (Ginkgo biloba) un espléndido, peculiar y resistente árbol, incluso
se afirma que un ejemplar en Hiroshima fue capaz de rebrotar tras el estallido
de la bomba atómica.
Los extremeños y las extremeñas desde la verdad y la resistencia vamos
a seguir exigiendo que se mejoren las infraestructuras ferroviarias en nuestra
región, seremos muchos más de los 40.000 que asistimos a la plaza de España,
todos unidos por una causa justa, desde la libertad que nos da tener la razón
de nuestra parte, fuertes y resistentes como el Ginkgo, a pesar del olvido secular del gobierno, sobreviremos a
nuestro “Little Boy” particular y
conseguiremos lo que nos merecemos.
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