Sin duda, este otoño está siendo histórico por muchos
motivos. Se recordará por la sequía y por las altas temperaturas, también por
las pérdidas en la cosecha de aceituna,
principalmente la de verdeo y por la reducción de los jornales. Esto es lo
que más preocupa, en el día a día, a los agricultores extremeños. Por eso el
Grupo Socialista de la Asamblea de Extremadura ha presentado una propuesta de
pronunciamiento para que el Gobierno de España ayude a paliar los daños de la
sequía.
El cambio climático
es ya una evidencia tal que parece haberse convencido hasta el primo de
Rajoy, mientras Trump está aún meditando sus consecuencias tras la sucesión de
huracanes que han afectado a EEUU y al Caribe, desde “Arlene”, tormenta
tropical que se adelantó al mes de abril, hasta “Ophelia” a mediados de
octubre, pasando por el huracán “Irma” con efectos devastadores.
Un otoño particularmente cálido y seco que está alterando la
vida de nuestra flora y fauna. No hay que ir muy lejos para encontrar sus
graves consecuencias, olivos con la cosecha perdida, melojos secos, o plantas y
árboles ornamentales con flores como si la primavera estuviera a la vuelta de
la esquina.
En el patio de la Asamblea podemos deleitarnos con la
presencia de un árbol del amor “Cercis siliquastrum”, cuya generosa
floración primaveral llama la atención a todo el que aprecie y disfrute de las
maravillas de la jardinería. Este mes de octubre se puede observar, con asombro,
que ha comenzado, tímidamente, a florecer.
Evidencias de que lo importante debe priorizarse sobre lo
accesorio, cuestiones en muchas ocasiones nimias que centran la actualidad. En
estos monotemáticos, el conflicto sobre
la secesión de Cataluña, sucesos triviales siguen ocupando la escaleta
informativa, generalmente negativos, poco trascendentes para la convivencia,
poco educativos y menos aún medioambientales o científicos.
El cambio climático debe ser, por ello, un eje fundamental en
nuestras preocupaciones políticas, la decisión por potenciar la economía verde y circular, una apuesta clara que ha de
apoyarse por toda la sociedad extremeña y que debe unirnos para preservar el
medio natural que le vamos a dejar a las próximas generaciones.
La unión debe ser generosa, no interesada, al igual que con
la reivindicación de la mejora del ferrocarril en nuestra región, debemos
firmar un pacto por la conservación de
nuestra dehesa, de nuestros bosques, un acuerdo para potenciar un cambio de modelo
forestal, por el proyecto “Mosaico”, por la agricultura ecológica, por la lucha
contra la despoblación, por la defensa de nuestros pueblos que servirá para
evitar el abandono del campo y como protección contra los numerosos incendios
forestales.
Es necesario volcarse primero por mejorar nuestras
infraestructuras, especialmente las del ferrocarril, para conseguir un tren del siglo XXI como se merece
Extremadura, para que estemos bien comunicados y que las personas se puedan
desplazar, tanto los extremeños como todos los turistas que, por falta de
infraestructuras, no se acercan a maravillarse con los paisajes y patrimonio de
nuestra región.
Y también hay que mejorar las infraestructuras para poder exportar nuestras mercancías y
productos agroindustriales, puesto que eso contribuirá a generar riqueza y
a mantener la población en nuestros pueblos.
Por consiguiente, el 18 de noviembre toda la ciudadanía
extremeña tiene un compromiso con nuestra tierra, para reivindicar en Madrid lo
que es justo y merecemos, más en estos tiempos donde se comprueba que las desigualdades
crean conflictos donde el Estado siempre ha invertido, donde tienen más
comunicaciones e infraestructuras. Los socialistas, sin duda, reivindicaremos
el 18 de noviembre, para acercar
territorios, para abrir fronteras, para alzar la bandera de la igualdad y la
solidaridad. En Madrid nos vemos.
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