jueves, 27 de diciembre de 2018

Dignidad es 18 de noviembre


Sin duda, el 18 de noviembre quedará como una fecha relevante para la sociedad extremeña. Un año más, miles de extremeños reivindicamos un tren digno para esta región, esta vez, por las calles de Cáceres. A pesar de que la necesaria unidad, que el propósito necesita, se haya visto truncada por el interés partidista y por las ofensivas declaraciones del líder regional del PP.


No deja de ser sorprendente que alguien que ha sido presidente de esta comunidad autónoma divida y clasifique a los extremeños y a las extremeñas en dignos e indignos, dependiendo de dónde se manifiesten por esta causa justa y que debería hacernos reflexionar sobre si desde las declaraciones insolentes y exageradas se está ayudando a darle solución.

Extremadura no necesita líderes políticos que, con sus discursos frívolos, crispen y dividan, ahora necesitamos unidad y responsabilidad para conseguir que, de una vez por todas, esta región consiga el necesario avance en infraestructuras que la hagan competir en igualdad de condiciones y que signifiquen una oportunidad para que se establezcan proyectos y se logren inversiones.

Algunos discursos parecen sacados de los textos cervantinos, tras escucharlos, nos recuerdan a Rinconete y Cortadillo, llenos de engaños y mentiras, además lo hacen con conocimiento pleno e intencionalidad. Será que conociendo día tras día las noticias que afectan al PP ya nadie duda de las mentiras y manipulación permanente que practican, sin tener claro aún quién será el Monipodio que lidera tanta ignominia.


Noviembre es un mes que, en los años en los que el otoño es generoso en lluvias, se llena de setas, cuerpos fructíferos de los hongos, muchas de ellas comestibles, muchas otras indigestas y algunas venenosas. Los discursos como los del PP en Extremadura ya sobrepasan la indigestión, porque suponen que envenenando los oídos a la ciudadanía obtendrán mayor rédito político. Queriendo no perder el voto radical más escorado a la derecha hacia VOX, lo que están favoreciendo precisamente es su crecimiento. Y el crecimiento de la extrema derecha en este país es lo último que necesitamos.

Los hongos atacan muchas especies ornamentales y hortofrutícolas, muchos de ellos han causado estragos, como en el caso del castaño (Castanea sativa) con la tinta (Phytophthora cinnamomi), que ha provocado que los otoños fueran menos ocres y espectaculares en algunas zonas de la región. Para combatir algunos hongos ya no bastan los fungicidas sino que se están repoblando las zonas afectadas con nuevos plantones híbridos.


Por analogía, para combatir los discursos exaltados, excluyentes y derechizados ya no vale solo con no apoyarlos, sino que hay que implicarse, evidenciar nuestra repulsa, recordar otros momentos históricos en los que se banalizaron y explicar sus posibles consecuencias si no hacemos nada, porque la mejor manera de combatirlos será que la ciudadanía, cuando vote, los lleve a la marginalidad y apoye otras alternativas que apuesten por la convivencia y por el respeto al diferente.

Esa será la mayor dignidad de la ciudadanía, demostrar que se castigan esos discursos de exaltación a la derecha y que en algunos casos añoran al franquismo. Porque hablando de dignidad algunos, como decía mi estimado amigo César Serrano, deberían preguntarse “si es más digno manifestarse por la mejora del ferrocarril bajo la lluvia en Cáceres, que irse de viaje a Canarias a cargo del Senado”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario