Hace un año, el 18 de noviembre
de 2017, miles de extremeños y extremeñas fuimos a Madrid, convencidos de que
era nuestra obligación reclamar un tren digno para Extremadura. Un tren que no
se estropease cada semana, un tren que circulara por vías electrificadas, ya
que esta región aún sigue sin tener ni un sólo kilómetro electrificado, un tren
que no saliera ardiendo a mitad del camino o que se quedara sin combustible…
Un año después, nada ha mejorado.
Necesitamos volver a gritar y recordar a todo el país que exigimos modernizar
tanto las líneas ferroviarias como los trenes que por ellas circulan, en
algunos tramos a 30 km/h. Por ello debemos volver a salir a la calle, esta vez
en Cáceres, mostrando unidad en torno a una reivindicación justa, de nuevo un
año después un 18 de noviembre.
Necesitamos volver a ser miles de
extremeños los que ocupemos las calles de Cáceres demostrando nuestra
indignación, porque es intolerable el olvido secular, en materia ferroviaria,
que el gobierno central ha tenido para con Extremadura.
Y lo debemos hacer desde la
unidad y desde la verdad, porque no necesitamos excusas para romperla ni
intereses electoralistas que dividan ni ocurrencias para justificar el
desacuerdo. Precisamos claridad, no enredos ni amenazas como sufrimos día tras
día en la política nacional, donde la derecha del país tiende a radicalizar sus
posiciones y ridiculizar sus justificaciones.
No necesitamos Secretarios
Generales del PP, que por muy ingenieros que se proclamen, no sepan calcular la
renta per cápita e intenten engañar burdamente a la ciudadanía, no necesitamos
ex ministras del PP distinguiendo a niños, de una región u otra, y clasificándolos
de listos o tontos.
La humildad, la honestidad y la
verdad deben prevalecer en el debate político porque de lo contrario se
favorece el desapego hacia la política y nos convertimos en cómplices de los
movimientos populistas y radicales. Por mucho que los responsables políticos
del PP no sepan definir a la extrema derecha sus discursos no hacen más que
alimentar su crecimiento.
El árbol del mes de noviembre es
el madroño (Arbutus unedo) un árbol
autóctono y mediterráneo por excelencia, tiene la peculiaridad de que su fruto,
aunque comestible, emborracha al que abusa de su ingesta, ya que posee cierta
cantidad de alcohol, de hecho “unedo” se refiere a comer uno, porque desde la
época romana se recomendaba comer únicamente un fruto para no emborracharse.
Pareciera que más de un cargo de
la derecha permanece embriagado de radicalidad y obsesionado con alcanzar el
poder, por ejercerlo como propio, sin meditar si lo merecen, si la ciudadanía
lo desea, sin alarmarse del fin con el que quieren desprestigiar al adversario
político ni las consecuencias de sus discursos. En política deberíamos, como
con el fruto del madroño, evitar abusar en este caso de los discursos
radicales, de las exageraciones, de anteponer los intereses electoralistas al
interés de la ciudadanía y de la mentira.
En Extremadura no necesitamos
discursos que se alimenten en exceso de ingesta de madroños, necesitamos
discursos exigentes con la deuda histórica que tiene esta región, sin pretender
engañar a nadie, pero desde la verdad, desde la unidad, desde la exigencia
clara al gobierno de España, porque como afirmó el Presidente de la Junta de
Extremadura, Guillermo Fernández Vara, los tiempos de paciencia se agotaron y España
está en deuda con Extremadura mientras no haya trenes dignos y las vías
ferroviarias sean del siglo XIX.
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