En el reciente foro del regadío en
Extremadura, Guillermo Fernández Vara
manifestó que “el agua embalsada en
nuestra región es la mayor mina para Extremadura”, apostando claramente por
la modernización y la creación de nuevos
regadíos para el desarrollo de nuestra tierra y la fijación de la población como apuesta clara contra el despoblamiento que nos aqueja.
Ciertamente, el debate sobre la
implantación de minas en la región está siendo muy manido, especialmente la de litio en la ciudad de Cáceres, ya que existe una alta preocupación ciudadana sobre las
consecuencias de su posible implantación tan cerca de la ciudad que modificará
el paraje de Valdeflores y el entorno
de la sierra de la Mosca de manera irreversible.
Existe especial preocupación entre los ecologistas y
ambientalistas por la posible afectación a vegetación sensible, protegida e
incluso en peligro de extinción, como la especie (Serapias Pérez – chiscanoi), especies de interés especial como (Ruscus aculeatus) o géneros como (Narcissus, Orchis), y que también puede
afectar a las aguas subterráneas del
“Calerizo” y por tanto de los acuíferos.
Puede haber aumentado la
incertidumbre y el desconcierto en la ciudadanía conocer los cambios de posición de la alcaldesa de
Cáceres, que en julio de 2017 recriminaba a los agoreros que opinaban
que la llegada de la empresa sería un «desastre», calificando el proyecto como
«una verdadera oportunidad». Hasta el día 29 de enero en la que la
alcaldesa afirmaba que el “No a la
explotación de la mina era inamovible” y que ha concluido en la declaración
del 19 de febrero en la que la alcaldesa afirmó que “habían paralizado un expolio, no una inversión”.
Al contrario que los responsables
políticos del PSOE, como el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Luis Salaya, que
ya afirmó que el proyecto de la mina daba miedo y que el PSOE se oponía al proyecto, desde las declaraciones del
Presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, que defendió que en ningún momento se iba a aprobar un PIR (Proyecto de
Interés Regional) para la autorización de la mina y que la decisión la
tendría el Ayuntamiento, hasta las declaraciones de la Consejera de Medio
Ambiente, que ha asegurado que si el Ayuntamiento no modifica el Plan General Municipal el Informe de Impacto Ambiental
(DIA) sería negativo, puesto que en la actualidad no es compatible ese uso en
la ciudad de Cáceres. Por tanto la decisión está en el Ayuntamiento de
Cáceres.
En el alma del PSOE hay muchas
opiniones, en todos los asuntos hay matices. Y eso ha sido lo que
tradicionalmente ha enriquecido a este Partido, siempre ha habido corrientes de
izquierda, socialistas laicos, socialistas cristianos, socialistas más
ecologistas, socialistas más liberales. Precisamente, esa diversidad ha sido lo
que ha enriquecido las posiciones del PSOE, no al contrario. En este caso es
seguro que la Dirección General de Medio
Ambiente garantizará los derechos de la ciudadanía de Cáceres. Entre todos
los matices posibles, yo comparto que el
futuro de desarrollo de Extremadura y de la ciudad de Cáceres no estará en las
minas, más bien en el proyecto de economía
verde y circular del que muchos aún recelan.
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