martes, 31 de enero de 2017

¿El cambio climático existe?

El pasado día 11 de noviembre se celebró en Caminomorisco la IV Feria Internacional de Apicultura y Turismo, todo un éxito organizativo y participativo, que pone a los apicultores hurdanos como referencia y en la vanguardia de las ferias del sector. Por ello es necesario reconocer el esfuerzo que realiza Gervasio Martín Gómez como Alcalde de Caminomorisco y Presidente de ADIC-HURDES.

La apicultura pudo comenzar a desarrollarse hace unos 12.000 años, de hecho en España hay pruebas de su inicio en pinturas rupestres con iconografía apícola en la Comunidad Valenciana, prácticamente al mismo tiempo en el que se expandió la agricultura y la ganadería originaria del denominado “Creciente Fértil”. La tierra fértil entre  el Tigris y el Éufrates conocida como Mesopotamia fue el comienzo de un desarrollo agrícola que se expandió mundialmente en las márgenes de los principales ríos.

Posteriormente los fenicios fueron los responsables de su comercialización, utilizaban el trueque, colocando productos como la miel en las orillas de las playas para que fuesen intercambiados por los nativos. La miel era un producto perfecto por su fácil conservación, de hecho se asegura que en la tumba de Tutankamón fueron encontradas vasijas con miel que estaban en perfecto estado a pesar de haber transcurrido 33 siglos.

Pero la miel de calidad debe contar con un sector profesionalizado como el que desde hace 4 años podemos constatar visitando la Feria de Apicultura en Caminomorisco, miel y sus derivados de primera calidad que aún se encuentran con dificultades como los problemas con la trashumancia o el etiquetado que debe garantizar la indicación del país de origen de la miel, incluso en los casos de mezclas de mieles de la UE y mezclas de mieles de la UE con la de otros países, como recogía la iniciativa presentada por el PSOE que se aprobó en la Asamblea de Extremadura .


El sector debe avanzar en las causas del aumento de la mortandad de las abejas, como recogen numerosos estudios, jornadas y especialistas los factores que pudieran afectar a la salud de las abejas son; las enfermedades y parásitos como el ácaro (Varroa destructor) o el microsporidio (Nosema ceranae), la utilización de plaguicidas neonicotinoides y organofosforados que pueden provocar en las abejas problemas fisiológicos, alteración en el pecoreo, efectos neurotóxicos o incluso su muerte, y el último factor, no por ello menos importante, el cambio climático.


Al contrario de lo que una parte de la opinión de profesionales y políticos afirman el cambio climático, especialmente por el aumento de las temperaturas, puede originar el desplazamiento de las estaciones, que adelanta la actividad de las abejas y su coincidencia con las floraciones, lo que pudiera provocar la extinción de algunos polinizadores.

En el estudio realizado por la unidad científica de Greenpeace, titulado “El declive de las abejas”, donde se analizan estos peligros para los polinizadores se llega a afirmar literalmente “que si continúa el declive de los polinizadores silvestres, corremos el riesgo de perder una proporción sustancial de la flora mundial”, y se cuantifica el valor económico global que pudiera tener la polinización en 265 millones de euros.




Así pues querer seguir la corriente de opinión de Donald Trump o del  primo de Rajoy, sobre que no existe el cambio climático, puede originar el caos en las producciones agrícolas mundiales y por tanto el colapso en las relaciones comerciales futuras, por mucho que se quieran negar los peligros existen y nuestra conciencia conservacionista, de protección de la biodiversidad y de respeto al medio ambiente debería seguir la línea propuesta por nuestro presidente Guillermo Fernández Vara que en pocas fechas presentará su apuesta por desarrollar una economía verde y circular participativa con el horizonte 2030 en Extremadura.

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