El pasado día 11 de noviembre se
celebró en Caminomorisco la IV Feria
Internacional de Apicultura y Turismo, todo un éxito organizativo y
participativo, que pone a los apicultores hurdanos como referencia y en la vanguardia
de las ferias del sector. Por ello es necesario reconocer el esfuerzo que
realiza Gervasio Martín Gómez como Alcalde de Caminomorisco y Presidente de
ADIC-HURDES.
La apicultura pudo comenzar a
desarrollarse hace unos 12.000 años, de hecho en España hay pruebas de su
inicio en pinturas rupestres con iconografía apícola en la Comunidad
Valenciana, prácticamente al mismo tiempo en el que se expandió la agricultura
y la ganadería originaria del denominado “Creciente Fértil”. La tierra fértil
entre el Tigris y el Éufrates conocida
como Mesopotamia fue el comienzo de un desarrollo agrícola que se expandió
mundialmente en las márgenes de los principales ríos.
Posteriormente los fenicios
fueron los responsables de su comercialización, utilizaban el trueque,
colocando productos como la miel en las orillas de las playas para que fuesen
intercambiados por los nativos. La miel era un producto perfecto por su fácil conservación, de hecho se asegura
que en la tumba de Tutankamón fueron encontradas vasijas con miel que estaban
en perfecto estado a pesar de haber transcurrido 33 siglos.
Pero la miel de calidad debe
contar con un sector profesionalizado como el que desde hace 4 años podemos
constatar visitando la Feria de Apicultura en Caminomorisco, miel y sus
derivados de primera calidad que aún se encuentran con dificultades como los
problemas con la trashumancia o el
etiquetado que debe garantizar la indicación del país de origen de la miel,
incluso en los casos de mezclas de mieles de la UE y mezclas de mieles de la UE
con la de otros países, como recogía la iniciativa presentada por el PSOE que
se aprobó en la Asamblea de Extremadura .
El sector debe avanzar en las
causas del aumento de la mortandad de las abejas, como recogen numerosos
estudios, jornadas y especialistas los factores que pudieran afectar a la salud
de las abejas son; las enfermedades y
parásitos como el ácaro (Varroa
destructor) o el microsporidio (Nosema
ceranae), la utilización de plaguicidas
neonicotinoides y organofosforados que pueden provocar en las abejas problemas
fisiológicos, alteración en el pecoreo, efectos neurotóxicos o incluso su
muerte, y el último factor, no por ello menos importante, el cambio climático.
Al contrario de lo que una parte
de la opinión de profesionales y políticos afirman el cambio climático,
especialmente por el aumento de las temperaturas, puede originar el
desplazamiento de las estaciones, que adelanta la actividad de las abejas y su
coincidencia con las floraciones, lo que pudiera provocar la extinción de algunos polinizadores.
En el estudio realizado por la
unidad científica de Greenpeace, titulado “El
declive de las abejas”, donde se analizan estos peligros para los
polinizadores se llega a afirmar literalmente “que si continúa el declive de
los polinizadores silvestres, corremos el riesgo de perder una proporción
sustancial de la flora mundial”, y se cuantifica el valor económico global que
pudiera tener la polinización en 265 millones de euros.
Así pues querer seguir la corriente de opinión de Donald Trump o del primo de Rajoy, sobre que no existe el cambio climático, puede originar el caos en las producciones agrícolas mundiales y por tanto el colapso en las relaciones comerciales futuras, por mucho que se quieran negar los peligros existen y nuestra conciencia conservacionista, de protección de la biodiversidad y de respeto al medio ambiente debería seguir la línea propuesta por nuestro presidente Guillermo Fernández Vara que en pocas fechas presentará su apuesta por desarrollar una economía verde y circular participativa con el horizonte 2030 en Extremadura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario